sábado, 21 de febrero de 2009

LA MAESTRÍA DE RAMIRO LAGOS

En octubre de 2008, cuando participe del II Encuentros de Escritores de Santander "Vuelven los Comuneros", realizado en la bella ciudad de Bucaramanga, tuve la fortuna de conocer a Ramiro Lagos, una gran pluma universal. Estimado Maestro, aquí le rindo este pequeño homenaje en la Fragua. ¡Salud Poeta!



POEMA EN EL CESPED

Una vez en el césped recibías
a todo sol mis clases de aire libre.
Te enseñe que un poema es algo oculto
que se ve con los ojos bien cerrados,
con la vista del tacto que no toca,
con el tacto que toca y no ve nada,
y sin embargo es ritmo intercambiado,
del corazón es ritmo, ritmo, ritmo…

Otra vez en el cesped se caian
tus contactos y, al fin, se retrataba
la doble insinuacion de tu mirada,
y me puse en mitad de dos cristales,
para verte en plurales perspectivas
y en dos formas te vi, te veo ahora
tras la luna del alma en forma de arco
o en diminuto arroyo cincndante
en torno de tu cuerpo y mis miradas.

Ota vez en el cesped descubria
que te habia conocido en otros ojos,
en otra sombra de pestanas languidas
o en otro beso en camino de ser pajaro
de fruto sorprendido entre mis manos.
Te descubri en el cesped: ! tantos brazos!
del arbol racimero, ! tantos juncos!,
!tantas flores del sol como mujeres!.
Esto es para crearte en los espejos
de trozos de mujeres diferentes.

!Cuanta raiz se esparce bajo el cesped
Y entreteje tu musgo en luz florida
donde se anidan besos como almendras
Todo cambia en el ceped y hay aromas.
En ti se multiplica el aire fresco
de los almendros de todas las mujeres.
En ti brota el perfume de las virgenes
que fueron once mil y nunca fueron.
En ti la inspiracion de cuantas pueden
sustetar un poema como un fruto.
En ti las primaveras amorosas
de mi invierno, mi otono y mi verano.
En ti la suma de todas las miradas
de cuantos ojos cruzan mis relampagos
de sangre amotinada en sus dos fuegos.
En ti ese dulce y tierno vencimiento
de las que sienten el frescor del cesped
y buscan ciegamente sus contactos.


CALAS CREACIONISTAS


POEMA:

No hay que hacer el amor. Hay que crearlo
Ni “make love”, ni “faire l amour”. Creo el poema
Como si fuese un ángulo de Venus
O el relámpago inmóvil
Que se quedo dormido
Sobre una pera caída en el rocío
Del estambre de un nardo terciopelo.
No hay que hacer el amor. !Creo el poema!

ESCULTURA:

!Que columnas se crean de tu hermosura!
!Que variedad de gusto das al arte!
Yo te esculturo el rococó a mi estilo
Y te esculpo en mitad de tus nevados
un corazón de luz para que el oro
se derrita de amor entre tus mármoles .
Esto fue cuando el mármol se hizo musa.
No hay que hacer el amor. ! Creo el arte!

MUSICA:

Y hay que oír esa música de fondo
Y hay que ver esa mano que desgrana
las notas sorprendidas como pájaros
con recónditos trinos de violines,
con arpegios que van de tierra a mares
y este mar de la sangre en olas rítmicas
formando va el corazón como un velero,
para anunciar el vals de la bahía.
No hay que hacer el amor. Yo creo el ritmo.

ACUAREL:

Te imaginé en el lago de mis ondas
donde el loto inundado ya en sus linfas
se estremeció de suave escalofrío.
Y así te sorprendí como acuarela.
donde puse mi barba humedecida
como pincel tenido de arreboles
y todo el cromatismo del crepúsculo
y todo el firmamento de tus ojos
sonando lago adentro en tus jardines
Allí estuve en el fondo sumergido
Como una perla en la llave del tesoro

No hay que hacer el amor !Hay que créalo!
Como un poema en trance de escultura,
Un claro de luna, un vals, una acuarela.

Ramiro Lagos (Zapatoca, Colombia, 1922) ha dedicado más de 50 años de su vida a promover la literatura hispánica a través de antologías. Mester de rebeldía de la poesía hispanoamericana, Mujeres poetas de Hispanoamérica y Voces femeninas del mundo hispánico son sus obras más conocidas. Lagos es profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, donde imparte clases en la cátedra de Literatura desde 1965. Durante estos años se ha especializado en la investigación y crítica de la poesía hispánica. Su vida se reparte entre Estados Unidos y España, donde pasa largas temporadas. En Madrid ha sido el fundador del Centro de Estudios Poéticos Hispanos, y bajo el título de Poetas Sin Fronteras ha editado recientemente una antología que recoge casi medio centenar de poetas hispanos emigrados a Estados Unidos y Canadá. Ramiro Lagos llegó a España en 1951. Estudió Periodismo en Madrid y después de varios años regresó a Colombia. Poco tiempo después volvió a este país y desde entonces desarrolla una gran actividad cultural en favor de la poesía hispánica.

Texto Extraído de “EL PAÍS”, Madrid, España.

http://www.elpais.com/articulo/madrid/Madrid/tiene/mejor/ambiente/expresion/lirica/elpepiautmad/20001226elpmad_8/Tes/

8 comentarios:

Casilda vive¡ dijo...

Me encantó esta producción¡¡¡¡ el hacer vs. el crear...

Casilda

Juan Pomponio dijo...

Además, Ramiro es un grande de la literatura. Un verdadero maestro.

Gracias Casilda por estar siempre allí.

Estrellas y flores para ti.

Juan

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Un hermoso ramillete de poemas construídos con maestría....azpeitia

Juan Pomponio dijo...

Si, una gran maestría la de Ramiro Lagos.

Juan Pomponio

Anónimo dijo...

Hola querido Juan
Es importante rendir homenaje a los poetas y el maestro Ramiro es alguien con merecimientos para ello. También tuve la oportunidad de conocerlo en B/manga
Si puedes comunicarte con él dile que le mando muchos recuerdos
Un abrazo
Clemencia

Casilda vive¡ dijo...

Sentí la necesidad de volver a estos textos... definitivamente maravillosos¡ sigue regalándonos la oportunidad de leer a estos maestros¡ por eso,y tu luz, no dejo de visitarte...

Jardines enteros para ti...

Casilda

Juan Pomponio dijo...

Hola mi querida Clemencia. Claro que tenemos que resaltar a todos los hombres que trabajan con la palabra. Le daré tus saludos.
También te recuerdo a ti.

Besos de luz

Juan

Juan Pomponio dijo...

Mi bella Casilda, amiga de letras. La Fragua es para todos ustedes y haré todo lo posible para seguir publicando a todos los poetas que pueda.

Estrellas para ti.

Juan Pomponio