Decir Naufragio remite a desamparo, a pérdidas y olvidos. Pero también remite a renacer, a sobrevivir, a
tesoros y marineros. En este NAUFRAGIO DE LA ESCAFANDRA , que Juan
hoy nos deja como legado poético, el Naufragio es mágicamente recompensa,
testamento, mensaje de luz. Pareciera que después del Naufragio la playa desolada recibe las maderas y bajo una antigua
escafandra se encuentra éste poema, como dice Juan en su último poema, yo
diría se encuentra todo un poemario. Poemario filosófico y metafísico donde
palabras como origen, código, Ojo interno, silencio, lámpara, renacer, fuego,
nos remiten a la existencia del ser, a la superación del mismo, a lo que está
predestinado, a lo que se debe lograr siempre transitando el sendero luminoso y
genuino del más puro sentimiento, del más profundo ser. Hay una revalorización
del hombre y sus instancias, un redescubrirse, el hombre es escultor de metáforas y es éste quién
regresa al silencio, pues es este silencio la casa más legítima, más sagrada y
es ahí seguramente, en el encuentro mayor con uno mismo, donde al poeta desde
su insomnio la tinta le pesará en las
arterias/le llenará el corazón ofrendándonos así, a sus lectores, cada
latido, cada palabra.
Juan Pomponio nos invita, nos induce desde su nuevo libro a
meditar, a preguntarnos hacia dónde vamos, cuál es la meta, cuál el paradigma.
Nos invita a dejar bastones, a recuperar nuestra aura, el corazón puro y
encontrar así la semilla virginal de los
campos preparada para crecer desde la tierra hacia los confines de la historia,
nuestra historia, la de la humanidad toda.
Un poemario para leer de a poco, para degustar de a poco,
para beber gota a gota saboreándolo como se hace con un vino consagrado. Juan
nos deja su mensaje, queda en nosotros ser buceadores del conocimiento y de la luz.
Gustavo Tisocco