viernes, 16 de enero de 2009

KRISHAN. EL HIJO DEL SOL



Es el primer capìtulo de una novela que se está trabajando desde hace un tiempo. Sería muy bueno recibir la visión de ustedes. Se aceptan correcciones, sugerencias, todo lo que sea para crecer como escritor.

Atte

Juan Pomponio



CAPITULO 1 – NACIMIENTO

Amanece en Kumer. A lo lejos se divisan pequeñas luces que titilan moribundas. En el aire flota una melodía que llega de manera misteriosa, apenas perceptible para el oído humano. Una región legendaria, capital de los atardeceres; ubicada en el país del Más Allá, donde la realidad transcurre en el tiempo de ahora.
Una esfera de fuego emerge desde las aguas del río Tahal, iluminando la comarca como si alguien hubiese encendido una fogata sobre el horizonte. Serafines despiertan y cantan alabanzas de bienvenida. A medida que avanza la mañana, los pájaros comienzan a enloquecer con un festival de cantos que reciben al nuevo día.
Las calles se encuentran escarchadas, un perro negro cruza desdibujado entre la ventisca de nieve. Una mujer con una bolsa de pan camina mientras de las chimeneas brota el humo de las salamandras. Casi nadie se atreve a transitar por el frío que se incrusta en el alma. Kumer es una región de extensas plantaciones frutales, que durante el invierno permanecen dormidas esperando la llegada del sol. Las laderas empinadas muestran un poblado con algunas calles empedradas, que tienen pendientes muy pronunciadas, laberintos, pasadizos y puertas dimensionales que transportan.
Marcel, recostada en su lecho, siente la respiración agitada. Al lado, Zoyara, su maestra, toma sus manos y advierte que están frías en contraste con la cara febril. Una sensación de mariposas que vuelan en su estómago le provocan náuseas, el dolor le producen las contracciones que la hacen gemir. En su rostro consternado por la incertidumbre se nota un gesto un tanto alarmante.
En la redondez de su vientre que resalta como una luna gorda, palpitan los movimientos del pequeño. La piel de ella es como un pétalo dorado que deja entrever la pelusa que la cubre. Su cuerpo hinchado de amor ya no puede soportarlo. Los pechos llenos de leche esperan con ansias. En su rostro brillante se nota un profundo estado de paz. El ombligo, un botón rosado que pretende abrirse como una rosa minúscula. Aquel niño que puja con fuerza para ingresar a la vida la conmueve.
En esa vieja cama, perteneciente a la casta de sus antepasados, con barrotes de bronce en la cabecera, Marcel sufre con las puñaladas que perforan sus entrañas. La jornada es ideal, preparada para recibir el nacimiento de aquel niño que buscó casi con urgencia. Solamente necesita que él, se decida a nacer. La hora marcada por aquel reloj ha llegado.
Jadeando y sumida en un solo grito, respira profundamente y, con el último pujo, siente que se desgarra en un mundo de aguas con una fuerza aliviadora. En pocos minutos, el pequeño milagro se encuentra en los brazos de la amada maestra. El niño llega a Kumer casi sin llorar, simplemente esbozando un sonido extraño como una gota que cae en un estanque, avisando que está vivo. Su nombre ya ha sido designado por estas mujeres, se llamará Krishan.
Zoyara había sido nombrada por las Maestras Mayores a seguir bien de cerca todo el proceso de aquel nacimiento, ahora, mientras lo sostiene, se estremece. Un destello dorado ingresa por la ventana iluminando la precariedad del cuarto. Con un gesto de reverencia agradece la llegada de esa luz.
Marcel descansa, su mente divaga entre los pensamientos que le traen diversas imágenes que sueña despierta. En esas ensoñaciones ve su infancia, cuando correteaba entre las columnas del Templo de Nadie, jugando a las escondidas junto a otras niñas que compartían su estancia entre las Maestras que regían aquel lugar sagrado. Aquellas pequeñas pertenecían a una progenie de antiguas sacerdotisas, dedicadas a la educación de futuras mujeres dispuestas a concebir. Para poder acceder al Templo, las niñas tenían que atravesar pruebas muy exigentes y solamente algunas podían superarlas. Eran entregadas por sus propias madres al poco tiempo de nacer. A medida que les realizaban un minucioso estudio físico-astrológico, que duraba semanas enteras, eran aceptadas o devueltas a sus hogares. Educadas principalmente en el arte de la no mente, algo que muy pocas personas podían comprender debido a que la inmensa mayoría vive aferrada a su universo de pensamientos; también se les enseñaba a tener la conciencia necesaria para estar despiertas, observando cada pensamiento. Centradas en el momento de presencia, donde la mente es apartada hacia un costado para tener acceso al poder de la inteligencia, que aparece cuando se detiene el proceso de pensar; cuando se logra estirar el espacio existente entre dos pensamientos. También practicaban ejercicios espirituales, elaboraban artesanías, tenían lecciones de canto, danzas, pintura, y hasta conocían el rumbo de las estrellas. Desde muy pequeñas se les mostraba que la mente era una herramienta para ser utilizada, y ellas comprendían la importancia de aprender a manejarla para no caer bajo su poder. Aquellas enseñanzas venían aplicándose desde todos los tiempos. Hubo muchas escuelas, diferentes.
Marcel salió del silencio y habló con determinación.
-¿Cuál será el destino de Krishan? –preguntó un tanto angustiada.
-Cada niño que nace, trae consigo el sino de su alma. Siento que éste pequeño tiene algo especial que vibra en su interior; una fuerza que lo hará viajar, incluso trascendiendo las ideologías y creencias religiosas que separan al hombre. -dijo Zoyara.
-¡Ya veo! ¿Se convertirá en un buscador? ¿Viajará hacia lugares profundos del ser humano.-insistió Marcel.
-Krishan, será él mismo ante todos. No puedo adelantarte mucho más, pero haber nacido en Kumer no es casualidad. En esta aldea nos encontramos apartados del caos que vive el hombre común. Entre ellos, aún veo seres muy primitivos, sobre todo la gran mayoría de los líderes que corrompen. La realidad actual que vemos en las afueras de nuestra región no me deja mentir. Las imágenes del espanto son bien reales, como si todo fuese la proyección de un filme siniestro y, sin embargo es nuestra brutalidad. -concluyó Zoyara.
-Es verdad lo que dices. ¡Es increíble! Siendo todos seres humanos pertenecientes a una misma especie, y nos dañamos a nosotros mismos–. dijo Marcel mirando a su Maestra.
-Se trata de la bestialidad que el hombre lleva dentro. Como un rasgo primitivo que aún les cuesta superar. Por eso nosotras hemos elegido este arduo camino. Que, como sabrás no es para nada fácil. – sentenció con voz grave.
Aún recostada en su cama, Marcel reflexiona: “ Veo que hay millones de hombres y mujeres que viven de una forma mecánica, llevando una vida aburrida y sin brillo, cansados de tanta rutina, esclavizados por aquel sistema que moldea la forma de pensar de aquellos que se quedan en la apatía colectiva. Veo que no pueden reaccionar porque están hipnotizados por un trabajo artesanal de siglos y siglos de condicionamiento sobre la libertad del hombre. Y puedo percibir la incapacidad de quienes gobiernan el Mundo Gris.”
A un costado de la cama, luego de la conversación mantenida con Marcel, Zoyara, sentada y con las piernas cruzadas, piensa: “En este silencio observo que casi no se producen movimientos en mi mente; de tanto en tanto aparece un pensamiento como una ola irrumpiendo la quietud plegada sobre mí misma, diluida en el vacío donde se me revela algo, no tengo forma de explicarlo con palabras. Estoy sorprendida”
En sus ojos de Maestra se nota el brillo de las mujeres despiertas, que están sobre la tierra para marcar ciertos designios. Marcel fue una mujer muy afortunada por haber tenido la asistencia de Zoyara, ella lo sabía, en su corazón de maga está toda la verdad con respecto de Krishan y, de acuerdo a viejos estudios realizados antes de aquel nacimiento, todo había sido sabiamente preparado.
En el centro del cuarto, bajo un farol herrumbrado que ardía con aceite aromático Zoyara le habló:
-Querida Marcel, hay algo que vos no sabes sobre este nacimiento.-dijo contemplando el color de las castañas en su pelo.
-¿A qué se debe tanto misterio? ¿Puedo saberlo?–preguntó Marcel.
Terminando un par de anotaciones en un ajado cuaderno la Maestra le respondió:
-Krishan trae consigo la Marca del Fuego Antiguo.
-¡La Marca del Fuego Antiguo! –repitió Marcel-. No comprendo. ¿Tiene alguna relación con el resplandor dorado, que entre mis dolores, pude ver como ingresaba por la ventana?
-Esa luz, amada Marcel, trajo el anuncio de un niño que tendrá la oportunidad de realizar uno de los mayores viajes. Hubo diversos nacimientos parecidos a éste atravesando la historia de la humanidad, muchos prosperaron hasta alcanzar niveles de compresión increíbles para simples mortales, otros se quedaron en el olvido.-dijo Zoyara.
-No respondiste a mi pregunta –. Insistió Marcel con sus pómulos pintados con crepúsculo.
-La Marca del Fuego Antiguo es el sello de sabiduría que traen estos niños. La belleza pacificadora del resplandor dorado terminó de convencerme. Es todo lo que puedo decirte por el momento. -Concluyó Zoyara.
-Creo que algo puedo entrever –susurró Marcel.- Al poco tiempo se quedó dormida.

jueves, 15 de enero de 2009

CARTA A LOS AMIGOS DEL TÁCHIRA




A los amigos del Táchira, a todos aquellos que han dejado un trazo de sus vidas en los senderos de mi corazón de poeta. Para todos ustedes brotan estas palabras, palabras simples, letras agrupadas con la finalidad de plasmar un mensaje que, en realidad no puedo decirlo con letras porque la emoción es superada por cualquier caudal de tinta que pueda llegar a dejar impreso en esta parte de la historia.
No tengo dudas del valor de cada uno de ustedes, aquí he aprendido muchas cosas. San Cristóbal, ahora es mi barrio, reconozco sus laderas empinadas, la vista de los cerros, las esquinas, las plazas, los amigos que andan por allí. Haber llegado aquí, fue una verdadera bendición para mi vida de peregrino. He caminado mucho en dos años, en cada paso quedaron las marcas del tiempo, las huellas de las metáforas, el silencio de los atardeceres. En esta ciudad he llorado en sus aceras, también he amado, pero fundamentalmente rescato el AMOR que ustedes me entregaron desde el primer día que llegué aquí. No puedo nombrarlos a todos. Cada uno sabe en que lugar de mi
alma se encuentra.
Me han brindado cobijo, un plato de comida, siempre tuve en donde dormir, ustedes, queridos hermanos fueron una parte clave de mi vida. Traje un cargamento de palabras que nadie vio cuando cruzaba las fronteras, no pueden verlo porque están muy ocupados mirando papeles, revisando las maletas, haciendo sus negocios fronterizos. No pueden ver los ojos de un poeta, mucho menos el sino de su alma.
Entonces filtrándome por los diferentes países fui portando la palabra, los poemas, el silencio de una luna dormida o el brillo de las piedras del desierto. Hace tiempo que dejé de tener patria, ahora pertenezco al Universo, soy de todas partes, camino por la vida, hacia donde vaya el viento que sopla desde mi corazón. Mi religión es el Amor. El mismo amor que profesaban los grandes maestros que atravesaron la humanidad dejando su mensaje.
Es tiempo de cerrar el círculo y regresar al lugar en donde nací. Allá hay mucha gente que me espera, una madre hermosa de luz, hermanos, familiares, amigos, quizás antiguos amores, ellos también quieren saber de mi viaje, necesito regresar y recostarme en mi cuarto, cerrar los ojos y quedarme en silencio. De allí salí empujando por la fuerza del alma que me decía que era el momento indicado para pegar el salto que todos, en algún momento de nuestras vidas, tenemos que afrontar. Y salté sin pensar en las consecuencias. Me lancé a los caminos con una profunda Fe, la misma Fe que mueve las montañas y aquí me encuentro. Escribiendo para ustedes para dejar un
testimonio de mi paso por la belleza de la tierra tachirense. Gracias amados hermanos.

Juan Pomponio

AMIGOS DEL TÀCHIRA

martes, 13 de enero de 2009

¿Cómo quién Micaela? - Agustín Jijena Sanchez

A mis sobrinos y a María Cecilia




Francisco y Micaela son hermanos. Él es mayor que ella, y aunque en la casa donde viven muchas veces la siente intrusa de su vida, puertas afuera la protege y cuida como su más preciada pertenencia. Es mucho el tiempo que comparten juntos aunque es en el Jardín de Infantes cuando tienen mayor libertad para hablar de los temas que ellos consideran privados.

Así, aprovechando un paseo que les brindaba la maestra por el pueblo de Tierras de Adrogué, Francisco, preocupado, observaba a la gente grande que caminaba rápidamente en distintas direcciones. Todos los chicos fueron invitados a tomar un helado y a jugar en la plaza central William Brown. Micaela también se veía preocupada, intentaba que su helado no se le cayera. Cuando finalmente sucedió, Francisco se acercó a ella y le dijo:

Francisco – ¡Micaela, no! ¡No sabés tomar un helado! Nadie te va a comprar otro si los tirás al piso.
Micaela – Se cayó... (encogiéndose de hombros).
Francisco – No importa, tomá el mío que yo me encuentro mirando a la gente.
Micaela – ¿Qué mirás?
Francisco – Estoy pensando como quién voy a ser cuando sea más grande. Por aquí pasa mucha gente que hace cosas distintas. Podemos escucharlos mientras hablan y saber cómo son. Ahí vienen dos hombres vestidos de médico... escuchemos...

Médico 1 – ... esa gente yo no la atiendo más. Se pueden morir en la puerta de mi consultorio, que si no pagan, no haré nada.
Médico 2 – Sabés bien que entiendo que no estamos para trabajar gratis pero no podemos elegir así a la gente. Nuestra misión es ayudarlos.
Médico 1 – Vos hacé lo que quieras. Si no me pagan, que se mueran...

Francisco – ¡Eligen a la gente! ¡Muerte! ¡Qué asco! Yo no podría... ¿y vos? ¡Otra vez tiraste el helado!
Micaela – Se me cayó... (Nuevamente encogiéndose de hombros, y luego sonriendo contesta) ¡Yo quiero ser como el sol que no elige a nadie y da calor a todos!
Francisco – ¡Contestá bien! Ahora vamos a acercarnos a ese escenario donde hay un hombre que está gritando y mucha gente lo aplaude. Debe ser un político...

Político – ... gracias amigos míos, mis mejores amigos, por contribuir con nuestra causa, la de todos... hay que seguir aportando lo que se pide para salir adelante (torpes aplausos, luego baja del escenario para ubicarse detrás del mismo y cuenta fajos de dinero).

Francisco – Se queda con la plata de la gente. ¿Serías como él?
Micaela – Prefiero ser como la luna y contar las estrellas en la noche.
Francisco – Preguntémosle al señor que trabaja en la Iglesia y que viene hacia aquí qué es lo que él hace. ¿Señor, qué hace usted? (dirigiéndose al sacerdote).

Sacerdote – Si quieren saber vayan a misa (continuando su camino).

Francisco – ¿Vos serías como él si no sabés qué hace?
Micaela – Creo que no podría aunque quisiera porque nunca vi a una nena vestida como él. Quizá no me dejen. ¡Prefiero ser como el Niño Jesús que me escucha en todas partes!
Francisco – ¡Ahí vienen dos policías! Escondámonos detrás de ese árbol y escuchemos lo que dicen...

Policía 1 – ...hoy todo mi barrio va a ser asaltado y yo no puedo hacer nada. Son órdenes de arriba.
Policía 2 – Macho, ¿somos policías o ladrones?

Francisco – ¡Qué difícil hablan! ¡Vestidos de policías no saben si son policías!
Micaela – ¡Prefiero ser una flor que siempre sabe que es hermosa!
Francisco – Escuchemos a esa pareja de profesores que sale del colegio. ¡Vamos!...

Profesor – ...tan harto. ¡Ingeniero Químico y perdiendo el tiempo con matemática para adolescentes!
Profesora – Y yo abogada, mintiéndoles sobre el derecho a los chicos, cuando espero ansiosa el desalojo de un geriátrico que dejará mucho abuelos en la calle pero mucho más dinero en mi bolsillo.

Francisco - ¡Qué horror! ¡Abuelos en la calle! ¡Y el otro dice que pierde el tiempo! ¡Estoy espantado Micaela! No contestes nada y démosle la oportunidad a ese corredor que está preparándose para dar vueltas por la plaza. Acerquémonos sin miedo porque es un hombre sano...

Corredor – Hoy voy a correr tan rápido que nadie me va a ganar (respirando profundamente y con los ojos cerrados), ¡seré el mejor, el mejor, el más rápido, el mejor! (abre los ojos y sale corriendo).

Micaela – Fran, a mí me gustan más las aves que vuelan siempre juntas y ninguna se adelanta porque quieren llegar todas al mismo lugar en compañía.
Francisco – ¡Micaela, por favor, decidí como quién querés ser!
Micaela – ¡Son muchos ejemplos!
Francisco – Mica, tenés que elegir, ¿el sol, la luna, el Niño Jesús, una flor o un ave?
Micaela – No tengo dudas... yo quiero ser tu hermana.

POEMES DU LIVRE “SAUVAGE”



Quiero compartir dos poemas al francés del libro "SALVAJE" (Ed.Último Reino 2002)Traducidos por el amigo y gran poeta camerunés Marcel Kemadjou Njanke.
¡Gracias querido Marcel por tus traducciones!


PÉTALES DE SABLE

D’antiques prophéties

annoncent ta peau.

J’écris sans encre sur le ciel

et apparaît ton prénom,

petites fleurs qui brillent la nuit.

La marée arrive,

musique nocturne qui déploie

des sons sans temps.

Dans les vagues audacieuses

éclatent les roches,

elles prononcent ton absence.

Je rêve sans encre sur la terre :

De ton sourire s’envolent des pétales

engourdis de lune.

Ils laissent ton arôme,

tracent ton prénom sur le sable.



IL RÊVE D’OISEAUX.

Un marée énigmatique descend en silence,

exhale la lamentation.

Ma bouche se purifie.

Il n’existent pas d’aromes.

Seul notre amour minime,

petit comme un bijou.

Il ne se montre pas.

Il veille.

Il rêve d’oiseaux.

Il rêve d’inventer la fragrance exacte

Pour la déposer sur ta braise.

Une goutte de ton cheveu fondu

tombe sur mon front

risquant la mémoire

du coeur.