lunes, 5 de noviembre de 2007

EN PERIBECA






El anochecer destiñe las tejas




la luna va hilando ficciones,




un duende atraviesa la plaza




mariposa duerme sobre el muro.




Palmeras solitarias contemplan




a dos amigos: eternos.




Una luz nace sobre el cerro




jóvenes escuchan un poema.


En Peribeca el aroma de la hierba,




la tierra y el jojoto acompaña




el sabor dulce de la cachapa milenaria


con una cerveza helada.

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