sábado, 15 de agosto de 2009

LA SIMIENTE DEL REZO



Zulma Zubillaga nace en 1959 en Coronel Mom, provincia de Buenos Aires, República Argentina. Actualmente reside en la ciudad de Chivilcoy. Es profesora en Lengua, Literatura y Latín.
Por su labor poética obtuvo, en su país de origen, diversas premios literarios, entre ellos, el 1º Premio en el Concurso Nacional de Cuento y Poesía Junínpaís2004, distinción con la que obtiene la edición del poemario “El tiempo que deslumbra”. Cuenta con un nuevo libro de poemas inédito: “Viento de la pena”. Co-dirige e integra el staff de la revista literaria “Fledermaus”.

ELEGÍA A MI PADRE

“Traerías del crepúsculo
Un ala interminable.”

Giuseppe Ungaretti


Pegado a la simiente del rezo

una corona de espinas se desprende en tus manos

y va esparciendo el silencio su huella de perfumes:

y se ofrecen las rosas al fuego inquisidor del viento

mientras tus ojos habitan el lugar de las promisiones

- dorados de fulgor -

y ahora que acampas en las lomas sensibles del Allá

baja tu voz sencilla ardiendo en soledades

y el esplendor sagrado papá y la inocencia

te cubren como un río de pétalos y olivo

y en una roca sangra tu silencio ahora

en el lugar del rezo

del miedo

de la ausencia

porque entre las flores blancas del mediodía

la madriguera deshecha de los sueños

esparce su cajón de humo de sosiego

y va mostrando el reguero indescifrable de la luz

ahora que levitas

entre el carmen de los lirios y la pampa

en el agua del tiempo

cerrado en mariposas blancas

papá

y los caminos de tierra estremecida entre tus manos

en las rodadas del campo desmenuzaron el brote

el equilibrio del pan

las margaritas

pero en las tardes imposibles del acá

mientras cede el esplendor del agua entre las flores

el río incandescente del olvido

amenaza turbar la paz del tiempo papá

y mientras tu voz querida ofrece su canasta de frutos

al más puro sueño

yo acá tendida entre las ramas del mundo

acostumbrándome a la noche

entre celadas de pan y de locura

voy huyendo turbada entre mojones de luz

hacia horizontes de fango de perfumes

y como un soplo que aletea entre las marcas rosadas

del estío /

cantando apenas entre rezos

voy a veces

cada tarde de sol o de cilicio

para que no me olvides

ni en tiempos del adiós

ni de silencio

en ese fasto dulce del agua de los cielos

papá

EN LLAGAS

nadie como la pobre meretriz del verbo
suele atar el cabo suelto de la voz
o sellar muy lentamente los postigos de la piel
en llagas
en suplicio

porque

yo amo el apóstrofe final de ser
la medianía de tu voz
en tumbas del yacer
en nombres olvidados
en silencio

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