viernes, 21 de agosto de 2009

LA ALQUIMIA DEL POETA

José Luis García Herrera


PALABRAS DE AGUA

Escribo el tiempo con palabras de agua. Escribo
las horas que resbalan por mis manos vacías,
los años que se aferran a la piel, los miedos
apretados a la espalda, las falsas
ilusiones de un poema que explicará la vida
y será tiempo vivido,
ancla en la tierra y palabra de agua.
Escribo con la sal de los cuerpos
perdidos en la playa, desesperado
como el náufrago bajo un cielo
atrapado en un horizonte atado al horizonte.
Pero las palabras no me salvarán. Nada me salvará.
Los días de estío no me salvarán del abismo,
de la suma que resta jornadas a la huida,
de la estación desierta donde los trenes
duermen la cantinela del retraso
y los viajeros regresan del éxodo al destierro.
Escribo del tiempo que no existe, del rescoldo frío
de una caricia en el rostro, de la lágrima lenta
que todavía quema en la mejilla de aquel niño
que encontró en las palabras la medida del tiempo,
el sonido del agua y la voz del alquimista.


NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA


José Luis García Herrera, técnico químico-alimentario, poeta, rapsoda, narrador y crítico literario, nació en Esplugues de Llobregat (Barcelona) en 1964. Fue miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía en Barcelona y coordinador de los premios literarios “Ciutat de Sant Andreu de la Barca”. Ha publicado los libros: Lágrimas de rojo niebla (1990, Premio “Vila de Martorell” 1989), Memoria del olvido (1992), Los nuevos poetas (1994), Código privado (1996), La ciudad del agua (Premio “Elvira Castañón” 1997), Los caballos de la mar no tienen alas (2000, Premio “Villa de Benasque” 1999), Spelugges (2002), El guardián de los espejos (2004, accésit Premio “Víctor Jara” 2003), Las huellas del viento (2005, Premio “María del Villar” 2004), Mar de Praga (2005, Premio “Blas de Otero” 2004), La huella escrita (2007, Premio “Mariano Roldán” 2006), Las huellas en el laberinto (2007, Premio “Ciutat de Benicarló” 2006) y El recinto del fuego (2008, Premio “Ateneo Guipuzcoano” 2007).


EL PEREGRINO

Reconoce el peregrino la distancia, mas no teme.
A cada paso todo está más cerca, y más lejos.
... y aunque todos los caminos conducen a la muerte
la vida es ir sumando las huellas que dejamos.
No hay razón para el desaliento, para el fracaso,
para el verso áspero de las noches frías, ni para el miedo
cuando la soledad aúlla como un lobo en el invierno.

Acepta el peregrino la memoria, mas la evita.
A cada paso una nueva tierra, y nuevas gentes.
...y aunque todos los caminos conducen a la muerte
la vida es ir sumando las huellas que dejamos.
Las únicas fronteras son la lluvia, el sol, el hambre,
la fatiga si llega y los mares nocturnos
donde escapan, tenebrosos, los caballos del sueño.

Acusa el peregrino el tiempo, mas lo niega.
A cada paso más esfuerzo, y nuevas metas.
...y aunque todos los caminos conducen a la muerte
la vida es ir sumando las huellas que dejamos.
La historia se escribe en la carne, en las arrugas,
en las piedras que sostienen los arcos de las plazas
y en la sonrisa del niño que nos ofrece sus manos.

Traza el peregrino la senda, mas la borra.
A cada paso, su dueño y su destino.
...y aunque todos los caminos conducen a la muerte
la vida es ir sumando las huellas que dejamos.
Volver la vista atrás sólo lo imprescindible,
paladear la madrugada, el sol, el pan, los días
y rogar que siempre haya camino por delante.

4 comentarios:

Kellypocharaquel dijo...

Hola y feliciaciones por tan maravilloso blog,la poesía se viste de fiesta en cada actualización.
¡¡¡ Felicitaciones Juan y restantes poetas !!!
Abrazos y besos
Raquel

Juan Pomponio dijo...

Gracias Raquel, vos siempre tan antenta. Bellos son ustedes, los poetas. Disfrutemos, la Fragua está para todos ustedes.

Besos

Juan

Le pasaré tu comentario a José Luis

Elisabet Cincotta dijo...

Muy buenos poemas.
Un placer visitar La Fragua
besos
Elisabet

Juan Pomponio dijo...

Querida Elisa de mi Pueblo,

Siempre agradecido por tus palabras. Me alegra verte otra vez.

Besos

Juan