sábado, 27 de diciembre de 2008

SIGUEN LOS POETAS DESDE CANADA

Rodrigo Sandoval

Nacido en Canada de padres chilenos, vivió en Chile entre 1959 y 1973, después de lo cual se instaló en Montreal.

Estudió en el Liceo Manuel de Salas en Chile, en la escuela secundaria Saint-Luc, en el Cegep du Vieux Montreal y en la universidad McGill. Es titular de un BA en economía y una Maestría en Informática.

Escribe poesía en español, francés e inglés desde el año 2005.

Ha publicado haikus y poemas en francés en el sitio AnPlus, luego de selecciones por los editores del sitio.

Tres de sus poemas fueron publicados por la revista virtual Alamedas (2006/2007) de la Protach (Asociación de profesionales, técnicos y artistas chilenos de Quebec).
En el 2008 su libro Memoria ausente fue publicado por Mago Editores. Se trata de un poemario que abarca temas tales como la distancia, la memoria, la sociedad y la naturaleza

VEAMOS SU OBRA

A mano alzada

¡manos arriba!

un robo a mano armada

porque la manopla es un arma

la mano de dios

una religión monoteísta

el monopolio de la verdad

dios, si y no palabras monosílabas

un monolito en diálogo con un meteorito

echa una mano a un hermano

manos a la obra

un mono, un organillo y su monótona manivela

compra de segunda mano

un monociclo

un monoplano en miniatura

y una monografía de aventuras

Tarzán rey de los monos con Jane en bikini

ambos monógamos

corriendo por la jungla de la mano


Reina de la tierra cultivable (a Pablo Neruda)

El cuchillo de cocina rasga

un escote en su vestido café

la desviste por completo sin más

su blanca forma redonda

la firmeza de su frescura

de tierra cultivable

pesa en la mano

su carne penetrada

por el ritmo del filo

el rocío espeso

se pega a los dedos

mil estrellas brillan

sobre la mesa de la cocina

ante llantos incontrolables

ella se abandona en el aceite de oliva

broncea sensual

libera aromas

de ancestros del Mediterráneo

y entrega a la garganta

su picante calor


Luna olvidada

Una noche

sin monedas

sin espuma

sin brillo


Ahí están los sonidos

los crujidos de ramas

los pasos perdidos

los autos fantasmas


Ahí están los olores

de los pinos apestados

de la sal para hielo

del alquitrán del día


Ahí está

el baile silencioso

de una pantalla sonámbula

sobre los muros del comedor


Alguien espera un bus

que puede ser una luz lejana

cantando suavemente

con las manos en los bolsillos


Nadie vio pasar

las nubes negras

y su carga de lluvia

camino al amanecer

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