jueves, 19 de mayo de 2011

EXTRAÑOS FRENTE AL ESPEJO


"Algo en tu alma preserva la raíz de un niño. Mirada de pueblo, respuestas tardías. No pudiste darte cuenta que nos amábamos con un amor de otras épocas cuando juntos recorrimos la paradoja de existir. Me sentías, te percibía. No era necesaria tu presencia real y contundente para concebir la idea del corazón temblando ante pocas palabras, un saludo, hola y adiós, como estás, yo muy bien y vos?…
Siempre nos acompañaba una misma melodía, hechizo improbable que saciaba la brevedad del encuentro. Tal vez el paisaje fuese un atisbo de picos nevados custodiando el susurro de aquellos jóvenes que fuimos desbordados de quimeras y pasión. Me cubrías con tus brazos mientras yo desaparecía al anochecer en una madreselva de besos y caricias interminables. Rozabas mis caderas con un pulso tímido pero que finalmente arrasaba las barreras del pudor y tus labios saboreaban mi piel extenuada en el delirio. Nunca supe si mis escritos recalarían en la orilla de tu cuerpo y si tu boca otra vez posaría sus pliegues en la mía. El sueño recurrente apareció como lluvia imparable y mis ojos destellaron poesías. Antiguas metáforas bañadas por el crepúsculo. Un trasgo husmeando mi habitación y tu perfume esparcido en el ambiente, como si la realidad te hubiese traído en el bagaje nítido de la conciencia. Una luna pretendía asomar. Un sol apagándose era testigo cómplice de la velada y nuestros espíritus danzando inertes bajo las sábanas.
Aquél extraño habitante había regresado para amarme entre el ocaso y la nueva luz del día. Pero cuando nos volvimos a cruzar no se dio cuenta que ya nos conocíamos. Tal vez el hoy aturdió las voces interiores y creyó se trataba de una nueva Mujer"

© 2010 Karina Mariposa Roldán

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