jueves, 15 de enero de 2009

CARTA A LOS AMIGOS DEL TÁCHIRA




A los amigos del Táchira, a todos aquellos que han dejado un trazo de sus vidas en los senderos de mi corazón de poeta. Para todos ustedes brotan estas palabras, palabras simples, letras agrupadas con la finalidad de plasmar un mensaje que, en realidad no puedo decirlo con letras porque la emoción es superada por cualquier caudal de tinta que pueda llegar a dejar impreso en esta parte de la historia.
No tengo dudas del valor de cada uno de ustedes, aquí he aprendido muchas cosas. San Cristóbal, ahora es mi barrio, reconozco sus laderas empinadas, la vista de los cerros, las esquinas, las plazas, los amigos que andan por allí. Haber llegado aquí, fue una verdadera bendición para mi vida de peregrino. He caminado mucho en dos años, en cada paso quedaron las marcas del tiempo, las huellas de las metáforas, el silencio de los atardeceres. En esta ciudad he llorado en sus aceras, también he amado, pero fundamentalmente rescato el AMOR que ustedes me entregaron desde el primer día que llegué aquí. No puedo nombrarlos a todos. Cada uno sabe en que lugar de mi
alma se encuentra.
Me han brindado cobijo, un plato de comida, siempre tuve en donde dormir, ustedes, queridos hermanos fueron una parte clave de mi vida. Traje un cargamento de palabras que nadie vio cuando cruzaba las fronteras, no pueden verlo porque están muy ocupados mirando papeles, revisando las maletas, haciendo sus negocios fronterizos. No pueden ver los ojos de un poeta, mucho menos el sino de su alma.
Entonces filtrándome por los diferentes países fui portando la palabra, los poemas, el silencio de una luna dormida o el brillo de las piedras del desierto. Hace tiempo que dejé de tener patria, ahora pertenezco al Universo, soy de todas partes, camino por la vida, hacia donde vaya el viento que sopla desde mi corazón. Mi religión es el Amor. El mismo amor que profesaban los grandes maestros que atravesaron la humanidad dejando su mensaje.
Es tiempo de cerrar el círculo y regresar al lugar en donde nací. Allá hay mucha gente que me espera, una madre hermosa de luz, hermanos, familiares, amigos, quizás antiguos amores, ellos también quieren saber de mi viaje, necesito regresar y recostarme en mi cuarto, cerrar los ojos y quedarme en silencio. De allí salí empujando por la fuerza del alma que me decía que era el momento indicado para pegar el salto que todos, en algún momento de nuestras vidas, tenemos que afrontar. Y salté sin pensar en las consecuencias. Me lancé a los caminos con una profunda Fe, la misma Fe que mueve las montañas y aquí me encuentro. Escribiendo para ustedes para dejar un
testimonio de mi paso por la belleza de la tierra tachirense. Gracias amados hermanos.

Juan Pomponio

2 comentarios:

Casilda vive¡ dijo...

Querido Juan:

Siento que como otros, he sido al menos una diminuta flor en el sendero de tu corazón.

Poeta¡ no se si logré aliviar tu sed, tu hambre o brindar cobijo a tu corazón pero apareciste en un momento crucial de mi vida y la generosidad de tus palabras trajo a mi alma el alivio que produce la tibieza de una mano amiga.

Me hace feliz pensar que ahora el sendero te lleve al abrigo del amor sincero y eterno de la familia aún cuando dejas el mismo en estos predios… sólo que aquel se abonó con la nostalgia, esa que el tiempo construye frente a la ausencia del tierno beso maternal, que alivia cualquier mal, cualquier pena… Me alegra también que como ciudadano del universo llevas valijas repletas de sentimientos, ligeras de peso, por que el sentimiento no pesa… “los poemas, el silencio de una luna dormida o el brillo de las piedras del desierto” seguirán tus pasos y aún en el reposo… estarán porque viven en ti… también tú en ellos¡

En mi caso, la distancia es la misma pues siempre puedo tenerte cerca, amigo¡¡¡ quizá a tu vuelta podremos compartir un abrazo

Casilda

Juan Pomponio dijo...

Si la generosidad de mis palabras trajeron alivio a tu alma y llegaron en un momento crucial de tu vida, como tú dices. Eso quiere decir que la travesía por Sudamérica con la poesía al hombro, recorriendo los senderos de la vida en un bus, estaba en lo correcto. Gracias por tus hermosas palabras. Gracias desde mi corazón.

Mucha luz

Juan Pomponio