No necesito de metáforas
cuando veo
la casa recostada en la colina,
a su lado tres árboles,
más arriba brilla el cielo
y bien a lo lejos se ven los cerros.
Están todos a la vista
los campesinos que recolectan
las cebollas y las papas,
las mujeres portando
la comida en sus cestas,
los niños que juegan
en las puertas de sus casas,
los pájaros que cantan,
la brisa que viene de la montaña.
Cada cosa se manifiesta
real, bella, completa
y entonces
no necesito de metáforas.
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