Me siento cansado de ser extranjero. De tener que ir cada tres meses a Cúcuta para cruzar la frontera colombo / venezolana y renovar mi legalidad en un país tan bello como Venezuela. Tierra que la siento como mía porque en verdad es parte de mí. Somos universales. El problema es de aquellos que crearon las nacionalidades poniendo líneas fronterizas que en la naturaleza no existen. Los pájaros no necesitan de pasaportes. Son libres.
¿Por qué tanta burocracia? Papeles y más papeles. Formalismos legales. Rigidez mental. Fronteras absurdas que limitan nuestro andar. Me siento cansando de ser extranjero cuando veo que todos somos hermanos. Amo a los venezolanos tanto como a los chilenos, los norteamericanos, rusos, colombianos o chinos. Amo a la raza humana. No me interesa en absoluto el color de la piel, la nacionalidad o la religión que practiquen. Sólo el brillo y la pureza de los corazones. Todos somos la misma esencia. Sólo quiero sentirme humano y caminar en plena libertad. Realidad que no siento cada vez que tengo que cruzar la frontera.
Nos llenamos la boca hablando de LIBERTAD e IGUALDAD y somos esclavos de una nacionalidad. Mi pasaporte dice que nací en Argentina, mi corazón que pertenezco a la tierra. ¿Cuándo comprenderán que soy igual a todos? ¿Por qué me piden un papel para quedarme en un país que tanto quiero? ¿Dónde quedó la visión de los grandes hombres que soñaron una Patria Universal?
Me siento cansando de ser extranjero. ¿Por qué me llaman argentino? Quisiera que la humanidad comprendiera que la sangre que transita en mis venas es del mismo color que la de todos. El árbol que me cobija con su sombra no me pregunta de dónde vengo o cuál es mi ideología, sólo me entrega su frescura. Llegará el tiempo donde el hombre comprenderá las limitaciones creadas por la estrechez mental. Tiene que llegar. Lo necesitamos de forma urgente.
Cada tres meses me siento extranjero. Me acosa el peso de los trámites, veo lo primitivo de tener que solicitar una nacionalidad para no quedar ilegal en un país que tiene el mismo color del cielo en donde nací. Queridos hermanos de la Patria Universal, alcancemos el estado para desprendernos de nuestras limitaciones y de una buena vez por todas, ser libres de verdad.
¿Por qué tanta burocracia? Papeles y más papeles. Formalismos legales. Rigidez mental. Fronteras absurdas que limitan nuestro andar. Me siento cansando de ser extranjero cuando veo que todos somos hermanos. Amo a los venezolanos tanto como a los chilenos, los norteamericanos, rusos, colombianos o chinos. Amo a la raza humana. No me interesa en absoluto el color de la piel, la nacionalidad o la religión que practiquen. Sólo el brillo y la pureza de los corazones. Todos somos la misma esencia. Sólo quiero sentirme humano y caminar en plena libertad. Realidad que no siento cada vez que tengo que cruzar la frontera.
Nos llenamos la boca hablando de LIBERTAD e IGUALDAD y somos esclavos de una nacionalidad. Mi pasaporte dice que nací en Argentina, mi corazón que pertenezco a la tierra. ¿Cuándo comprenderán que soy igual a todos? ¿Por qué me piden un papel para quedarme en un país que tanto quiero? ¿Dónde quedó la visión de los grandes hombres que soñaron una Patria Universal?
Me siento cansando de ser extranjero. ¿Por qué me llaman argentino? Quisiera que la humanidad comprendiera que la sangre que transita en mis venas es del mismo color que la de todos. El árbol que me cobija con su sombra no me pregunta de dónde vengo o cuál es mi ideología, sólo me entrega su frescura. Llegará el tiempo donde el hombre comprenderá las limitaciones creadas por la estrechez mental. Tiene que llegar. Lo necesitamos de forma urgente.
Cada tres meses me siento extranjero. Me acosa el peso de los trámites, veo lo primitivo de tener que solicitar una nacionalidad para no quedar ilegal en un país que tiene el mismo color del cielo en donde nací. Queridos hermanos de la Patria Universal, alcancemos el estado para desprendernos de nuestras limitaciones y de una buena vez por todas, ser libres de verdad.