El hombre vestido de noche
camina bajo la sombra
donde el cielo abre sus puertas.
Una estrella sonríe
apenas un segundo de Todo
sólo silencio de Ángeles
volando hacia las cúpulas invertidas.
El hombre vestido de noche
sueña el infinito:
huecos celestes en vértices furiosos
girando hacia las fronteras liberadas
por el rumor de los cometas,
viajeros milenarios
portando las chispas del tiempo.
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