Rodrigo Sandoval
Nacido en Canada de padres chilenos, vivió en Chile entre 1959 y 1973, después de lo cual se instaló en Montreal.
Estudió en el Liceo Manuel de Salas en Chile, en la escuela secundaria Saint-Luc, en el Cegep du Vieux Montreal y en la universidad McGill. Es titular de un BA en economía y una Maestría en Informática.
Escribe poesía en español, francés e inglés desde el año 2005.
Ha publicado haikus y poemas en francés en el sitio AnPlus, luego de selecciones por los editores del sitio.
Tres de sus poemas fueron publicados por la revista virtual Alamedas (2006/2007) de la Protach (Asociación de profesionales, técnicos y artistas chilenos de Quebec).
En el 2008 su libro Memoria ausente fue publicado por Mago Editores. Se trata de un poemario que abarca temas tales como la distancia, la memoria, la sociedad y la naturaleza
VEAMOS SU OBRA
A mano alzada
¡manos arriba!
un robo a mano armada
porque la manopla es un arma
la mano de dios
una religión monoteísta
el monopolio de la verdad
dios, si y no palabras monosílabas
un monolito en diálogo con un meteorito
echa una mano a un hermano
manos a la obra
un mono, un organillo y su monótona manivela
compra de segunda mano
un monociclo
un monoplano en miniatura
y una monografía de aventuras
Tarzán rey de los monos con Jane en bikini
ambos monógamos
corriendo por la jungla de la mano
Reina de la tierra cultivable (a Pablo Neruda)
El cuchillo de cocina rasga
un escote en su vestido café
la desviste por completo sin más
su blanca forma redonda
la firmeza de su frescura
de tierra cultivable
pesa en la mano
su carne penetrada
por el ritmo del filo
el rocío espeso
se pega a los dedos
mil estrellas brillan
sobre la mesa de la cocina
ante llantos incontrolables
ella se abandona en el aceite de oliva
broncea sensual
libera aromas
de ancestros del Mediterráneo
y entrega a la garganta
su picante calor
Luna olvidada
Una noche
sin monedas
sin espuma
sin brillo
Ahí están los sonidos
los crujidos de ramas
los pasos perdidos
los autos fantasmas
Ahí están los olores
de los pinos apestados
de la sal para hielo
del alquitrán del día
Ahí está
el baile silencioso
de una pantalla sonámbula
sobre los muros del comedor
Alguien espera un bus
que puede ser una luz lejana
cantando suavemente
con las manos en los bolsillos
Nadie vio pasar
las nubes negras
y su carga de lluvia
camino al amanecer
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